El viernes 23 de febrero fuimos a visitar la casa de MIGUEL HERNÁNDEZ.
Así
que, una vez llegó nuestro guía entramos a la casa y lo primero que vimos fue la entrada a la casa, que la
familia de Miguel utilizaba de comedor. Aquí tenéis una fotografía
sacada de Internet (a la seño no le dio tiempo a hacer una foto):
Y aquí estamos nosotros:
Luego visitamos una habitación que era muy estrecha con fotografías en
la pared y que parecía un pasillo. Lo que nos sorprendió es que ésta
era la habitación de las hermanas de Miguel, Encarna y Elvira, lo que
pasa es que ahora han quitado la cama para que la gente pueda pasar por
allí cuando la va a visitar.
A
continuación entramos a la habitación de Miguel y su hermano
Vicente. Nuevamente nos llamó la atención de que ambos durmiesen
juntos en la misma cama:
El guía nos contó cómo Miguel pasaba las noches despierto leyendo
libros con una vela y cómo luego se dormía cuidando de las cabras.
Luego pasamos a la cocina.
La
cocina no se parecía en nada a las que tenemos en casa pues no había
armarios, ni frigorífico, ni fregadero... Era muy pequeña y tenía a un
lado una encimera con dos tinajas para guardar agua y los cacharros
estaban colgados en la pared. Al otro lado habían dos chimeneas, una
grande para poner los calderos y otra más pequeña para cocinar.
Luego visitamos la habitación de los padres de Miguel, ésta era más
grande que las otras dos. Nos sorprendió que en ella, al igual
que en toda la casa, no había armarios, sólo un arcón en el que
guardaban la ropa de toda la familia, pues hace años, la gente no tenía
tanta ropa como tenemos ahora.
Para
finalizar vimos el patio, éste era muy grande y estaba lleno de
plantas. A Miguel le encantaba estar en él para estar rodeado de la
naturaleza y pensar en cosas sobre las que escribir en sus poesías.
Al
fondo a la derecha se encontraba la letrina, ésto también nos llamó mucho la atención, pues no se parece en nada a los aseos que
tenemos ahora...
Luego subimos al lugar donde guardaban las cabras. Aquí Miguel también pasaba
mucho rato, pues, después de llevar las cabras a pastar, las tenía que
ordeñar y meter la leche en recipientes para luego venderla.
Por
último visitamos el huerto de la familia de Miguel pero la seño se quedó sin batería y no tenemos foto de ese momento...
La
visita nos encantó y nos portamos muy bien. El guía nos felicitó de todas las cosas que ya sabíamos de Miguel Hernández y que él nos iba a contar.
Si pasáis por Orihuela os recomendamos visitar la casa museo de Miguel Hernández, es muy bonita e interesante.
¡¡Un saludo monstruoso!!
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